El ritual de perfume es una terapia derivada de la medicina tradicional amazónica y utilizada en el protocolo terapéutico del Centro Takiwasi especialmente en la fase inicial de desintoxicación de los pacientes drogodependientes. A través del uso de algunas sustancias como tabaco, perfumes, alcanfor acompañadas por cantos curativos llamados ikaros, se realiza un trabajo ritual de limpieza, purificación y reforzamiento.
Ancestralmente se utilizaba únicamente esencias naturales de plantas, pero luego se agregaron productos comerciales específicos como Agua Florida o el denominado “Tabú”. Esas prácticas han sido transmitidas a Takiwasi por el maestro perfumero Ignacio Pérez Ortiz. Los olores son percibidos por el nervio olfativo y directamente transmitidos a la zona límbica del cerebro que regula las emociones profundas, tema que recién la ciencia occidental está explorando. Los perfumes potencian el efecto de las plantas ingeridas cuando se mezclan con ellas e inducen efectos psicoactivos que el curandero regula con sus cantos. La combinación con los masajes también equilibra el cuerpo energético. Por sus efectos mentales sedantes y su regulación del cuerpo energético, los preparados perfumados se usan tradicionalmente para tratar problemas psicológicos, hasta la locura (brotes psicóticos), y tradicionalmente para limpiar y proteger de las brujerías y malos espíritus.
Descripción del ritual
Una especialidad de los practicantes de las medicinas tradicionales amazónicas es la del perfumero. Este experto utiliza plantas aromáticas y ciertos perfumes comerciales, muchas veces asociado a jugo de tabaco puro o mapacho, para limpiar el cuerpo energético de su paciente. El curandero sopla humo de tabaco sobre el preparado para transmitirle su fuerza y potenciar su energía.
Los preparados se pueden ingerir y otros se pasan sobre el cuerpo del paciente con masajes. Los olores afectan directamente el estado humoral del paciente, su estado anímico. Armonizan, pacifican, quitan ansiedad y estrés. Después de la ingesta del preparado perfumado, el paciente se activa físicamente (salta y hace ejercicios) para que la sangre reparta el perfume ingerido en todo el cuerpo. El curandero acompaña con sus ikaros o cantos de curación. En esta fase el perfume pude inducir una embriaguez con estado alterado de la consciencia.
El ritual termina con la limpieza final en el río donde se bajan los efectos psicoactivos del perfume y el curandero llama a los espíritus del agua para eliminar las malas energías.