Algunos testimonios de pacientes y trabajadores del Centro Takiwasi, en el cual se combinan ayahuasca y técnicas psicoterapéuticas para sanar la adicción a sustancias.
Jonathan (Estados Unidos)
Luis (Perú)
Nicolas (Francia)
Diogerlin (Estados Unidos)
Fernando (Perú)
Soy un mecánico que ha abandonado su carrera porque no me interesaba nada más que las drogas. Me convertí en adicto a la pasta básica (derivado muy tóxico y adictivo de la producción de cocaína). Lo que la ayahuasca, esta espectacular, increíble experiencia me hizo, fue de enseñarme a pensar y sobre todo a sentir, sentir esta sensación de tristeza que había en mí, sentir esas cosas repugnantes que me habían hecho. Ya no estaba tratando de bloquear esto. Entonces empecé a sentir amor de nuevo, a sentir la alegría de estar vivo, la necesidad de estar presente en el momento y, lo más importante, que queda conmigo, que esos no son sólo sentimientos temporales que duran un instante, sino algo permanente.
Soy muy joven, pero ya estaba muy metido en problemas con las drogas. Lo que vi en mis visiones de ayahuasca es que, si continúo con esto, terminaré muy mal, en la cárcel o muerto. Decidí entonces que quería ser libre y empezar a sanar. Vi las drogas como una visión de innumerables serpientes y arañas que cubrían mi corazón. La ayahuasca no puede ser considerada como droga – todas ellas me dejaron más débil, a pesar del encanto temporal terminé peor después de tomarlas, y no sabía quién era yo. Con la ayahuasca es lo opuesto. Cura en lo más profundo y tengo un gran respeto por ella.
He sido un gran consumidor de muchas drogas: crack, cocaína, cannabis, lo que sea. He intentado varios métodos de tratamiento antes, incluyendo dos estancias de larga duración en centros en España, hasta de un año completo, pero sin ningún éxito. Luego pude experimentar la ayahuasca por primera vez en mi país de origen, lo cual produjo cierto efecto, especialmente al afectar mi conciencia. Comencé a oír hablar de este centro que operaba en Perú, busqué más información y finalmente terminé aquí. Gracias a todo el contexto de uso ritual que se hace en Takiwasi, la combinación con los ikaros y todo el trabajo de los curanderos, pude ver la ayahuasca como una verdadera planta curativa. No puedo compararlo con las drogas que consumí en el pasado, a pesar de modificar la conciencia lleva consigo una curación real. También hay muchas sensaciones físicas que no son agradables, se utiliza en un cierto contexto y sobre todo con una intención clara.
Soy un estudiante de psicología, y un consumidor de drogas desde que tenía 14 años. Empecé con el alcohol y el cannabis, y más tarde me metí en cosas más serias, como la cocaína. Ahora estoy en mi proceso de curación y la ayahuasca me ayudó mucho. Gracias a ella puedo ver el mundo bajo una nueva perspectiva, una perspectiva espiritual. Lo que significa que las plantas, por ejemplo, no son sólo plantas para mí, sino seres reales. Limpié un montón de energías negativas que con el consumo de drogas se acumularon en mí. Ellas consumen tu energía, tu psique, tu cuerpo, te atrapan en una trampa. La Ayahuasca te enseña a ser una persona mejor, tanto a nivel físico como energético y espiritual. Te muestra lo que es importante.
Vine aquí para resolver mi adicción a la marihuana. Toda mi vida me he sentido mal, con dolores en mi cuerpo, en mi cabeza, y supongo que la marihuana era una forma de adormecer este dolor. Después de la sesión de ayahuasca fui rápidamente capaz de resolver mi problema de adicción, porque pude ver de dónde venía. Comencé a trabajar en temas que venían desde mi infancia, y la ayahuasca me dejó muy claro que la raíz está en los problemas con mi madre. Así que me concentré en esto en mis siguientes sesiones. Poco a poco las mejorías comenzaron a aparecer, empecé a sentirme más en paz, más tolerante. No creo que necesitaré volver a fumar marihuana, ahora que vi cuál era la verdadera razón de mi consumo. Estoy interesado en el potencial transformador de las plantas, y cuando saldré de Takiwasi espero poder ir a Iquitos para hacer una dieta con tabaco.
He trabajado toda mi vida en la industria farmacéutica, y al mismo tiempo he sido muy adicto a la cocaína. Estaba consumiendo enormes cantidades de cocaína, y hablando francamente, estaba viviendo en la oscuridad. Lo que la ayahuasca me ha dado es el acceso a la luz. Puedo ver que los cambios son casi inmediatos, especialmente aquí en Takiwasi, donde las ceremonias son tan potentes, en comparación con los lugares en España donde la tomé un par de veces antes de venir a Perú. Aquí el trabajo es muy duro, pero eficaz. Me estoy volviendo una persona nueva, recibiendo muchas revelaciones, abriendo mis sentimientos. Puedo decir que desde que empecé a tomar ayahuasca, hablo desde mi corazón. A diferencia de las drogas que tomé antes en mi vida, no soy dependiente de la ayahuasca. Me ayuda, pero no me hace falta. Uno no toma porque le da las ganas, no es agradable. Es como un trabajo y no es fácil. Tienes que probarlo para entenderlo. Sin embargo, a pesar de los momentos difíciles, es un trabajo lleno de amor, y lo puedes sentir.
La ayahuasca me ha abierto las puertas del mundo espiritual. Pude encontrar a mi difunta abuela y un amigo, y la experiencia de su presencia cambió mi vida. Antes de eso sólo podía sospechar la existencia de este mundo. En ese momento supe que es real. En cuanto a mis problemas, ha sido un medio muy poderoso para limpiarme de las malas energías, los venenos que yo podía literalmente percibir como algo que se habían acumulado en mi hígado, en mi cerebro, durante años de abuso de drogas. Estaba impregnado de mala energía. También he podido ver las cosas que hice en mi vida, eventos que estaban ocultos en mi inconsciente, y que me estaban bloqueando. Sabía desde antes que todas las drogas me hacían daño (tomé alcohol, cocaína, un montón de drogas sintéticas), pero no tenía idea de cómo dejarlas atrás. Las verdaderas razones por consumirlas fueron reveladas por la ayahuasca, y puedo decir que esto me salvó la vida. La veo como una planta milagrosa, con su propia personalidad, que se comunica contigo, enviando mensajes y enseñanzas. Después de pasar más de 8 meses en Takiwasi estoy listo para salir la próxima semana, y puedo decir que me voy como una persona nueva.
Mi razón para buscar tratamiento es el consumo excesivo de alcohol, la adicción a la cocaína y otras drogas. Hasta ahora he probado muchos métodos para salir de estas adicciones, pero la ayahuasca en el contexto ritual del Centro Takiwasi ha sido un descubrimiento como ninguno antes. En mi familia había una tradición de usar plantas para sanación, así que estaba abierto a este concepto. Antes había probado hongos y peyote en un ritual en México, y aunque tuvieron algún impacto positivo, no resultaron brindarme los mismos cambios que la ayahuasca. La tomé por primera vez aquí, y desde esa primera experiencia fue un encuentro mágico, lleno de significado espiritual. Pude conectarme a mi infancia, a mis antepasados, a algo muy antiguo sobre mí mismo y la naturaleza. Sentí que mis problemas tenían mucho que ver con la falta de raíces, estaban conectados con el historial de migraciones de mi familia. Tomar ayahuasca me ha mostrado quién soy yo realmente. Creo que el ser humano es la naturaleza - somos parte de ella. Es por eso que las plantas pueden revelar la verdad sobre nosotros mismos, esta realidad fundamental, primordial. Las drogas que usé antes o los productos farmacéuticos nunca fueron capaces de hacer eso, o en realidad ocultaron la realidad aún más.
Asume por mandato de su obispo la función pastoral de acompañamiento espiritual al personal y los pacientes del Centro Takiwasi. Participa activamente en los procesos de evolución psicoterapéutica a través de sesiones con plantas y ofrece talleres de promoción de valores. Takiwasi es una ONG aconfesional que sin embargo considera fundamental ampliar la superación de problemas psico-emocionales mediante la apertura a una dimensión espiritual.
La ayahuasca ha sido un descubrimiento para mi vida sacerdotal. Años atrás mi obispo me ha pedido que tomara bajo mi cuidado espiritual a los pacientes del Centro Takiwasi, drogadictos, personas perdidas, que también estaban en plena búsqueda espiritual. Sin embargo, muy rápidamente me di cuenta de que al no tener conocimiento de las plantas con las que trabajan y de los mundos a los que estas plantas los llevan, no había posibilidad de comunicación entre nosotros y por lo tanto ninguna posibilidad de trabajo efectivo. Vivían en un mundo desconocido para mí y ajeno a mis conceptos religiosos. ¿Cómo podría entender sus dificultades, sus obstáculos en este camino? Había una necesidad espiritual clara para mi inmersión y también sentí que estas plantas podían ayudarme en mis problemas, que eran serios en este tiempo. Yo mismo estaba perdido, y al mismo tiempo se esperaba que fuera pastor de los demás. El Dr. Mabit vio eso también, y sugirió que las plantas podrían ser de ayuda. Comencé primero con purgas de plantas, y cuando lentamente comencé a notar mejorías, cambios sutiles en mis sentimientos, decidí que tenía que probar la herramienta principal utilizada en Takiwasi – la ayahuasca. Necesitaba ir y pedir permiso a mi obispo. Si debo hacer algo espiritualmente por mis pacientes, le dije, necesito conocer su mundo. Nos dijeron en el seminario que deberíamos hablar de Dios basándonos en nuestra propia realidad y experiencia. El obispo respondió que, si es por la tarea de recuperar almas, permitiéndoles encontrar lo que buscan, entonces debería hacer lo que yo crea sea lo correcto.
Así que la tomé. Vi que el potencial de esta medicina es enorme. Primero me ayudó a entrar plenamente en una realidad espiritual que no conocía antes. Estudié muchos años en el seminario, trabajé después como sacerdote en muchas parroquias, pero nunca pude entrar en relación con este sagrado espacio interior. Las plantas me han mostrado que el bloqueo estaba en mí, y después de tomar ayahuasca, comprendí cuales cambios era necesario hacer en mi vida, cómo debía iniciar el proceso de reconciliación conmigo mismo, con la naturaleza, con los demás, con Dios. Esta planta, la ayahuasca, es una ayuda eficaz para aquellos de nosotros que buscan respuestas en la vida. Nos hace más sensibles, más humanos, debilita nuestra parte racional y así nos ayuda a sentir lo que ya sabemos desde la enseñanza de las Escrituras, a entrar verdaderamente en esta relación sobre la que hemos leído y hasta ese momento solo conocíamos intelectualmente.
Esa experiencia fue algo definitivamente espiritual, porque pude ver mis propios demonios, dónde se originan, por qué mi vida hasta ese entonces no era feliz, por qué no podía vivir en paz, toda la rabia y la oscuridad que me bloqueaban. Realmente no podía saber quién era yo. Así es como la ayahuasca se diferencia de las drogas - muchas personas viven en este tipo de confusión, y recurren a las drogas para escapar de la realidad, pero estas sólo brindan un alivio temporal. Pertenecen a la oscuridad y no ofrecen comprensión. Continúo trabajando con la ayahuasca y puedo ver cómo hasta ahora me afecta y me motiva en mi vida religiosa, en mis deberes como sacerdote, me ayuda a apreciar más mi iglesia. La experiencia me ayuda en mi vida cotidiana, para distinguir entre lo bueno y lo malo con mayor claridad. Hay confusión dentro de la iglesia católica con respecto al chamanismo. Chaman es un término neutro éticamente, es una persona que realiza un trabajo por el cual se le contrata, sea eso daño o curación. Mi trabajo es con curanderos, sanadores cuya intención en el momento de usar plantas es exclusivamente la de curar. ¿Cómo puede eso estar mal antes los ojos de Dios, creador de las plantas para el beneficio de la humanidad?
Es interesante notar que el término "curandero" en su núcleo contiene la palabra "cura" – sacerdote. No es una coincidencia. Hacemos el mismo trabajo, curamos las almas. Esta es una obra que fluye desde Dios, desde la luz, lo que todos realmente estamos buscando. Hay muchas maneras de llegar a las almas, algunos necesitan de este instrumento, las plantas. Recientemente, durante la visita del obispo a Takiwasi, se realizaron los bautismos de algunos pacientes. Estas son vidas reales, vidas espirituales que han sido salvadas. ¿Fue por mi trabajo como sacerdote? No, fue gracias al trabajo de los curanderos y de las plantas. Así que estamos hablando de cambios reales. En mi caso se trató de un gran cambio, un rescate del gran lío en el que yo me encontraba en ese momento. Ahora amo aún más mi vocación, soy más dedicado a mi trabajo, menos cansado. Mi esperanza es que la comprensión de estos temas aumente gradualmente, que las experiencias de personas como yo sean de testimonio para que otros en la iglesia sigan el mismo ejemplo".
Veronika Kavenská es una terapeuta junguiana. Ella incluye este enfoque en la práctica clínica. Investigadora en el campo de la medicina tradicional del Perú y sus posibles aplicaciones en la psicoterapia, escribió un libro y varios artículos sobre este tema. Actualmente trabaja como psicóloga en Takiwasi, centro terapéutico ubicado en Perú y enfocado en la problemática de la adicción.
"Antes de Takiwasi, no había realmente pensado en tomar ayahuasca, la consideraba simplemente como otra droga, y no me interesaba. Era estudiante del último año de psicología en ese entonces, y después de haber oído hablar del trabajo que se hacía aquí, decidí venir a conocerlo como parte de mis prácticas. Luego decidí experimentar personalmente el brebaje. Fue un descubrimiento y vi rápidamente su enorme potencial como herramienta para entenderse a sí mismo de una manera más profunda, para conocerse a uno mismo, a su propia historia y antepasados, y partir de este conocimiento para sanar, para cambiar las cosas que bloquean nuestra posibilidad de progresar en la vida. Así que decidí dedicar mi trabajo de doctorado en psicología clínica a este tema, y al mismo tiempo, trabajar aquí como terapeuta. Considero esta planta como una fuente de conocimiento - tanto sobre mí misma, mis problemas personales - así como para mi vida profesional, para trabajar con los demás como psicoterapeuta. También me resulta útil para supervisar mi relación con los pacientes - me muestra cosas sobre el trabajo que de lo contrario no sería capaz de notar.
No es una píldora mágica capaz de cambiarte la vida, pero gracias a los mensajes recibidos, uno puede tener suficiente información para hacer estos cambios por sí mismo. He estado trabajando con ayahuasca durante 10 años y siento que estoy profundizando mi conexión y comprensión, así que no tengo dudas sobre su valor. Estoy sobre todo asombrada de cómo esta planta trabaja simultáneamente en tres niveles, físico, espiritual, psicológico. Es una de las razones principales por las cuales el tratamiento aquí es tan eficaz - porque se tiene en cuenta la dimensión espiritual, a diferencia de la mayoría de las terapias del mundo occidental, donde esta es completamente ignorada. Esto también se puede considerar un problema para su aplicación más amplia, porque requiere algo más que el conocimiento de la dosis y de la psicología. Para operar también en este olvidado nivel espiritual se necesita un riguroso entrenamiento que dura años."