La alta eficacia de los procedimientos terapéuticos de la medicina tradicional está generando actualmente mucho interés en el mundo occidental. Se intenta reducir la eficacia de estos procedimientos, por un lado a las propiedades bioquímicas de las plantas y de otro, al empleo de técnicas sugestivas por parte de los curanderos, por ello los occidentales se esmeran en aprender estás “técnicas” sin poner atención al proceso iniciático riguroso que exige el aprendizaje y práctica de la medicina tradicional.
Para los curanderos el arte de curar es un don, que viene de Dios a través de los espíritus de las plantas, es por ello que los médicos tradicionales por lo general casi nunca cobran por sus servicios. En cambio, suelen decir a los pacientes que traigan o dejen “su voluntad”, lo que ellos consideran que el servicio vale, así se suele pagar con dinero o con víveres. Quizás se pueda pensar o concluir que el arte de curar es una manifestación de lo intrínseco, de lo inconsciente de la persona y que no es producto de una decisión racional, premeditada o por que está de moda.
Lo que hemos observado en función a nuestra experiencia y contactos con maestros curanderos (ayahuasqueros, tabaqueros, perfumeros, purgueros y sobadores), es que el don o el llamado se manifiesta en el preciso momento en el que ellos están curándose de alguna enfermedad. Es decir, primero son pacientes, han acudido al médico a fin de ser tratados de algún mal físico o espiritual que les aquejaba. Es en este trabajo terapéutico que tomando plantas con efectos psicoactivos como la ayahuasca en sesiones nocturnas o plantas maestras en condiciones bastantes especiales y rigurosas llamada dieta, que el espíritu se manifestará a través de sueños o visiones donde se les indicará cómo van curar, qué tipos de plantas y cómo las van a utilizar, qué tipo de icaros o versos van a usar, qué tipos de enfermedades van a poder curar.
A través del proceso de curación-aprendizaje la persona irá descubriendo su arte, su método, su especialidad. En todo el proceso estará a acompañado de su maestro – guía. Porque en la amazonía no se concibe tomar las plantas maestras sin un guía, sin un maestro que nos ayude nos guíe a re-encontrar nuestro camino. Cuando el don se manifiesta los maestros suelen decir “la planta te quiere”, y son ellos los que invitan a seguir tomando las plantas maestras, esta vez ya no para curar el mal con el que uno vino, sino para iniciar el proceso de enseñanza y aprendizaje.
Contrariamente a lo que nuestro pensamiento occidental - racional cree y espera la transmisión del conocimiento se da de manera no verbal. El proceso de aprendizaje es casi una experiencia personal vivencial, en el que propio sujeto irá aprendiendo a través de tres procedimientos fundamentales:
1. La ayahuasca
En la tradición amazónica mestiza el proceso se inicia cuando el aprendiz es invitado por el maestro a tomar ayahuasca. Brebaje resultado de la decocción de dos plantas el bejuco llamado ayahuasca (banisteriopsis caapi) y las hojas de un arbusto llamado chacruna (psychotria viridis). Son sesiones nocturnas, a oscuras, en las que luego de haber ingerido la planta, el maestro quien dirige la sesión va a cantar sus icaros, sus cantos curativos que guían los efectos de la ayahuasca, conocido como mareación. El aprendiz entrará en un proceso de mareación en el que seguirá trabajando y metabolizando sus aspectos personales para ir limpiándose y curándose. A través de los icaros del maestro, será llevado al mundo de las plantas maestras, de los grandes maestros, de la medicina, de la cosmovisión amazónica, podrá conocer el uso terapéutico de las plantas en sus diversos aspectos, que en función a su evolución personal podrá en algún momento ser un buen curandero o un gran brujo.
En la misma sesión de ayahuasca, el maestro llamará al alumno para que le icare, para que le haga un tratamiento individual. A través de este procedimiento, el maestro limpiará su cuerpo, arreglará sus dietas, y le pondrá sus armas de defensa, las arcanas. El maestro empieza a preparar el cuerpo y la mente de su discípulo para lo que tendrá que afrontar en el futuro cuando empiece a curar, luego le soplará con el humo de tabaco o perfume en diversos puntos energéticos como la corona, la espalda, el pecho y las manos. Al final de esta curación el maestro dará algunas recomendaciones referidas a qué comidas deberá evitar, cuánto tiempo estará en abstinencia sexual y algunos consejos referidos a su proceso de aprendizaje.
La icarada se repetirá posteriormente en distintas ocasiones, aún fuera del contexto de la ayahuasca, ya que a través de este medio se asegura todo el trabajo que se viene realizando. Luego de frecuentes tomas de ayahuasca, de dietas, y de algunos años de haber iniciado el proceso el maestro invitará al alumno a acompañar sus icaros que canta en las sesiones de ayahuasca, posteriormente podrá cantar solo los icaros del maestro y hasta sus propios icaros obtenidos quizás de las tomas de ayahuasca, en sus sueños o en la dieta. La ayahuasca es la puerta de entrada, la vía de acceso al mundo de las plantas y de la medicina, es a través de ella que se aprenden las propiedades medicinales de las plantas, que se aprenden diversas herramientas terapéuticas como las sopladas, los masajes o sobadas, a tomar el pulso (pulsear), el uso de los perfumes, del tabaco y de otros recursos que luego se utilizará en las sesiones curativas.
Para los curanderos el arte de curar es un don, que viene de Dios a través de los espíritus de las plantas, es por ello que los médicos tradicionales por lo general casi nunca cobran por sus servicios.
No existe un dato exacto que indique a partir de qué fecha de iniciado el proceso de enseñanza el discípulo podrá dirigir sesiones curativas de ayahuasca, por lo general un alumno tiene que ir a vivir con el maestro un tiempo o visitarlo de tiempo en tiempo para ir aprendiendo y preparándose. De todos modos, los maestros por lo general recomiendan a los alumnos empezar a curar sin dar ayahuasca, haciendo sopladas o icaradas a niños, ya que su energía es menos cargada que la de los adultos. Cuando le tocará dirigir la sesión será a propuesta del maestro, lo acompañará en las primeras sesiones, luego pasado las sesiones de prueba estará autorizado a dirigir sesiones curativas de ayahuasca.
2. La dieta
Práctica terapéutica dentro de la medicina tradicional amazónica que consiste en hacer un retiro a la selva, donde se ingerirá de la mano del maestro las llamadas plantas maestras en condiciones bastantes rigurosas y austeras. El discípulo será instalado en un tambo o cabaña unipersonal donde permanecerá el tiempo que durará la dieta. Dependiendo de la planta maestra elegida se podrá tomarla en la mañana y/o en la tarde. Podrá tener como alimento sólo arroz sancochado, plátanos verdes, o un tipo de pescado, estos alimentos serán cocidos sin ningún aderezo, sin sal ni dulce. Podrá tener contacto solamente con el maestro sin ninguna otra persona más, ya que la ausencia de la sal y el dulce, más el hecho de estar tomando la planta hacen que la persona esté muy sensible y vulnerable, su campo energético está abierto. Si entra en contacto con una mujer que esté menstruando, con una persona enferma, o alguien que ha tenido relaciones sexuales o esté usando sustancias toxicas, el resultado puede ser muy peligroso para el dietador, es por ello que las dietas se realizan en lugares lejanos de la selva.
La dieta es un procedimiento que se realiza para dos fines específicos, para curarse o para aprender. En la selva amazónica los servicios médicos convencionales son escasos y muchas veces no están al alcance de la población por cuestiones económicas y porque muchas veces no están a la mano. Las personas que enferman gravemente tienden a recurrir al médico vegetalista o curandero quien luego de una evaluación podrá recomendar hacer una dieta. El tiempo de duración de la dieta será indicado por el maestro y dependerá también de la enfermedad, puede ser de 8 días a 6 meses, o un año. La dieta como proceso de aprendizaje también tiene las mismas condiciones ya señaladas, sólo que la planta elegida por el maestro tendrá como fin buscar dar al aprendiz más sensibilidad, más intuición, colocar defensas en su cuerpo, que aprenda a limpiarse o purgarse y que aprenda sus icaros.
El proceso de aprendizaje en la dieta se dará a través de los sueños principalmente. El aprendiz logrará entrar en contacto con el espíritu o la madre de la planta que está dietando quien le enseñará su canto curativo, el icaro y cómo deberá usarla. Debido a la gran sensibilidad de la persona durante la dieta podrá contactar en sus sueños con el espíritu de otras plantas de donde también aprenderá su uso y cómo administrarlas. Dependiendo de la sensibilidad de la persona podrá aprender otras habilidades como pulsear: técnica en la cual tomando el pulso del paciente se puede saber qué tipo de enfermedad tiene y si corresponde a una enfermedad común o inducida por un daño o mal de la gente. Otra habilidad es la sobada, por el cual el sobador se convierte en un quiropráctico empírico.
Durante la dieta el aprendiz pasará también por pruebas en la que muchas veces será tentado de abandonar la dieta o poner fin al proceso, pasará por procesos de desmotivación y de aburrimiento, no aguantará más tener una comida austera y tendrá muchas ganas de comer dulce o alguna fruta, podrá sentir que no vale la pena tanto esfuerzo y sacrifico. Puede ser que la planta no se manifieste desde el inicio o que no tenga sueños, muchas situaciones pueden pasar, a lo que los curanderos suelen decir: “te está probando la planta”. Tocará al aprendiz enfrentar la tentación del poder, del orgullo, las plantas nos prueban y nos dan justo donde más nos gusta en la inflación de ego.
En la dieta también se manifiesta el otro lado del aprendizaje, el lado oscuro. Dentro de la concepción del aprendizaje para los curanderos existe el bien y el mal. Existe este tipo de aprendizaje que enseña a manipular la energía de las plantas, de las personas. Por ello consideramos que, dentro de un proceso de aprendizaje en el contexto de los mestizos, ello debe ir seguido de un proceso de evolución personal con acompañamiento permanente del maestro quien seguirá de cerca a su alumno para cuidar que su energía no se “tuerza”.
Finalmente, transcurrido los días del retiro en la selva e ingiriendo la planta maestra llega el llamado corte de dieta. El maestro icarará a su discípulo y luego le soplará con humo de tabaco negro a fin de cerrar el cuerpo energético abierto en el transcurso del proceso. Con la soplada se pone fin a las condiciones bastantes rigurosas que tuvo que afrontar, de todas maneras tendrá que quedarse algunos días en la selva hasta metabolizar el corte de dieta. Seguido a la soplada comerá una ensalada de cebolla, limón, ajo, sal y un poco de ají, para pasar a tomar un caldo de gallina de chacra. Con esto se pone fin a la abstinencia de sal. Posterior al corte de dieta, el maestro dará algunas indicaciones a seguir sobre las cuales existe todavía bastante rigurosidad, como el tiempo que estará en abstinencia de dulce (azúcares y fruta), abstinencia sexual, abstinencia de alcohol, abstinencia de ciertas carnes como la de cerdo, entre otras. Cumplido este tiempo que va de tres/seis meses a un año, se cortará finalmente toda la dieta con una nueva soplada.
La dieta es el procedimiento más fuerte e importante durante el proceso de aprendizaje, los curanderos miden entre ellos su fuerza y poder a partir de cuántas dietas han hecho y cuánto tiempo han estado dentro de la selva. A mayor abstinencia de la sal, dulce y de las relaciones sexuales más eficaz y terapeuta será el curandero.
3. Entrega o desarrollo del Mariri
La relación maestro-alumno perdurará a través de la vida de ambos, e inclusive después de la partida del maestro. Se ha escuchado en algunos icaros cantados en las sesiones de ayahuasca que el maestro suele llamar en sus cantos a su maestro o maestros para que le ayude en la sesión. Es una forma de rendir homenaje a su maestro o es una forma de decir a la oposición que se presenta: “miren quién fue mi maestro”. La relación afectiva y de confianza que llevarán maestro y alumno será de mucha importancia y en función a ello, el día que el maestro sienta que ya partirá al mundo de las plantas, al del espíritu de la vida, al del creador, tendrá la posibilidad de entregar su fuerza, su poder a su alumno predilecto, al que le respetó y siguió fielmente sus recomendaciones. El será el elegido para entregarle su Mariri o Yachay, que le fue entregado alguna vez también por su maestro o que fue desarrollando durante su vida.
El Mariri es la resina que toda planta tiene, inclusive después de haber sido cocinada. Con las tomas de plantas a través de los años se va acumulando en el pecho hasta volverse una flema. Todos los curanderos que han tomado vegetales por períodos y dietas largas tienen su Mariri, pero no todos lo saben manejar. Cuando se procede a curar algún mal, lo convocan a partir de la absorción del humo de tabaco negro, llega del pecho hasta la garganta, en ese momento el curandero chupa al paciente en el lugar donde se encuentra el mal o la enfermedad. La energía negativa es absorbida por el Mariri que actúa a su vez como una esponja, luego el maestro escupe para eliminar esta energía de su propio cuerpo.
La entrega del Mariri se hará de maestro a alumno, antes de su muerte llamará al elegido quien deberá estar preparado siguiendo un régimen especial, en el momento mismo el maestro convocará su Mariri y cuando lo tenga en su garganta transmitirá a su alumno directamente de boca a boca, luego éste tendrá que tragarlo. A partir de este momento podrá hacer uso de esta fuerza transmitida de su maestro. Este procedimiento se observa muy poco en la actualidad, más aún en el aprendizaje dentro de un contexto mestizo. El Mariri por lo general se va desarrollando a partir de la ingesta de plantas en las llamadas dietas, surge y se desarrolla en el propio aprendizaje y con la práctica de la medicina.
El seguimiento y acompañamiento
El proceso de aprendizaje requiere de períodos de tiempos donde el alumno va a vivir con el maestro. La relación cotidiana es importante ya que será un espacio de evaluación y observación de parte del maestro al alumno, para conocer su pensamiento y actitudes hacia la vida y hacia la naturaleza. Es en este espacio donde juntos pueden hacer caminatas al monte, al interior de la selva para conocer y saber de las plantas, cómo se preparan los remedios y cómo administrarlos. El alumno a su vez podrá conocer el pensamiento y las actitudes del maestro, su familia y como vive su vida cotidiana. Son espacios donde suelen contar sus historias, su propio proceso de aprendizaje: sus ayahuascas y sus dietas, sus anécdotas y sus grandes luchas contra la oposición. El maestro prescribe remedios a tomar sin dietas muy rigurosas, le hace baños de plantas y le hace bañar en ciertos ríos, quebradas o cascadas.
Algunos maestros que tienen en la actualidad alumnos en formación dicen que el tiempo de duración de un aprendizaje es de tres años, en el que deberán acumular un año de dieta, es decir 365 días tomando vegetales, sin haber consumido sal ni dulce, ciertas carnes, alcohol y en abstinencia sexual, entre otras abstinencias importantes. Sólo luego de este período podrán recién empezar a curar iniciándose con sus propios hijos y mujer, para luego atender otros niños. Cuando el maestro considera que el discípulo ha logrado la tranquilidad y serenidad en las sesiones de ayahuasca, estará en condiciones de convidar ayahuasca a otras personas y hasta atender y cuidar dietas. En el futuro el alumno visitará de cuando en cuando al maestro para seguir su proceso y hacer sus consultas frente a los casos que le inquietaron. El proceso de aprendizaje nunca termina, todo alumno y maestro con el tiempo necesita purgarse, limpiarse con plantas depurativas y hasta hacer dietas de reforzamiento.
La ética
Ser curandero en una cultura o grupo étnico tradicional es una gran responsabilidad de ahí que actualmente existan pocos aprendices en estos contextos. Los maestros se encuentran sin alumnos, lo que constituye un peligro, una extinción del conocimiento con la muerte de cada maestro curandero. Ser un curandero implica también enfrentarse a la oposición, por lo que existe la generalización de que todo curandero potencialmente puede ser un brujo. Se observa también una mala práctica de la medicina, a mayor demanda de los occidentales de nuestra medicina, mayores dificultades que enfrentar. Seducen a los curanderos con el poder del dinero, mientras ellos son seducidos a la vez por la fascinación del mundo de las plantas y sus “poderes”. El curandero no serio, no está seducido por el mundo de las plantas, pero si por el poder del dinero y de la manipulación de las personas, del sexo, del poder, por lo que fácilmente se establece un vínculo comercial dinero por plantas y por la falsa creencia de aprendizaje con algunas tomas de ayahuasca sin ritual, sin dietas, sin abstinencias, sin guía ni compromiso de seguimiento. Trayendo consigo más bien mucho riesgo para la salud física, psicológica y espiritual de las personas. No queremos descalificar la necesidad de mestizos y occidentales de su búsqueda espiritual a través de los procesos iniciáticos de posibilita las culturas tradicionales como respuesta a la gran crisis existencial y espiritual de nuestra sociedad contemporánea, sino más bien señalar que existen formas y medios establecidos tradicionalmente y que si aún perdura de manera milenaria es porque hay reglas que cumplir y seguir para poder ser beneficiados de la bondad de Dios que en este caso se manifiesta a través de las plantas.
Este conflicto que se da en la actualidad, por así llamarlo, es de conocimiento de los maestros reconocidos por su gente y su cultura, quienes en vista de esta necesidad de poner orden y de manifestarse se han reunido para hablar de su medicina, de su ética y de las buenas practicas que hay que preservar. En este sentido tomamos como referencia dos encuentros donde los principales guías espirituales y maestros ayahuasqueros representantes de sus pueblos y comunidades pudieron discutir y promulgar acuerdos y actas referidos a la ética de la ayahuasca:
• El primero fue el Encuentro de Taitas en la Amazonía Colombiana, que se llevó a cabo en Yurayaco, Caquetá – Colombia del 1 al 8 de junio del 1999, cuyo fruto y resultado fue la publicación del libro El Pensamiento de lo Mayores, Código de Ética de la Medicina del Piedemonte Amazónico Colombiano.
• El segundo encuentro fue el Encuentro Internacional de Curanderos y Maestros de la Ayahuasca, que se realizó en Tarapoto – Perú del 12 al 16 de noviembre del 2001, lo que concluyó en la Declaración de Tarapoto.
Estos dos encuentros muestran la preocupación actual de los maestros de la ayahuasca frente a su medicina y su práctica. En ellos han manifestado su pensamiento, su sentimiento y su tradición.
En este vídeo podemos apreciar la participación de Don Solon Tello Lozano, famoso maestro curandero de Iquitos.