En la actualidad todas las naciones del mundo, sin excepción, están pendientes de la severa infección que produce el Covid-19, con justas razones. Al mismo tiempo, preocupa que se estén dejando de lado muchos problemas de salud realmente importantes, como cáncer, diabetes, obesidad, hipertensión, así como otras enfermedades que afectan no solo la salud física, sino también a nivel mental y emocional, como la depresión, la esquizofrenia o la adicción a las drogas, tanto legales como ilegales. Para nuestro pesar, estas enfermedades no se tomaron vacaciones o descanso alguno en esta época.
Si consideramos el problema de las adicciones, existe un claro ejemplo en nuestra provincia, donde el consumo de sustancias se volvió un integrante incómodo en las familias, del que muchos no desean hablar. A pesar de que existen varios programas sociales promovidos por el estado peruano, sea desde el Ministerio de Salud o el Ministerio de Educación, con sus planes de intervención para enfrentar esta problemática social, a menudo estos programas terminan chocando contra un muro de negación, falta de comprensión y sensibilización con respecto al tema, trayendo consecuencias críticas, más aún cuando los consumidores de sustancias son menores de edad.
En la provincia de San Martín y sus distritos más poblados como Tarapoto, Morales y la Banda de Shilcayo tenemos un aproximado de 256 mil habitantes según el último censo nacional (INEI, 2017). De ello el 27% son adolescentes, población con la que se realizó una investigación sobre la cual queremos compartir algunos hallazgos.
En 2019 el centro de tratamiento y rehabilitación para drogodependientes Takiwasi, ubicado en la ciudad de Tarapoto, ha desarrollado un proyecto de prevención del consumo de drogas en alianza con la organización de jóvenes líderes Red Interquorum San Martín y gracias al financiamiento otorgado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Los beneficiarios de esta intervención han sido 500 adolescentes cursantes del cuarto y quinto año de secundaria de tres colegios de nuestra ciudad.
Como parte de este proyecto de prevención, que ha incluido acompañamiento psicológico y talleres de expresión emocional, se ha realizado una investigación utilizando un sofisticado sistema de evaluación y detección del consumo de alcohol, tabaco y sustancias, y relativos niveles de riesgo de caer en una adicción. Este test, conocido con el nombre de ASSIST, fue desarrollado para la Organización Mundial de la Salud (OMS) por parte de un grupo internacional de investigadores y médicos.
Durante el proceso de evaluación se mantuvo ciertas expectativas con lo que se podría encontrar, pero los resultados fueron más de lo que se esperaba. Solo 121 (24.8%) de los 500 estudiantes encuestados no tuvieron ningún contacto con sustancias de cualquier tipo. Por su parte 379 estudiantes consumieron al menos una sustancia, 124 al menos dos sustancias y 63 estudiantes tres sustancias simultáneamente. La cifra es alarmante si tenemos en cuenta que resulta que el 75.2% de alumnos ya tuvieron un acercamiento muy próximo con sustancias toxicas y potencialmente adictivas, a pesar de su corta edad.
¿Cuáles son estas sustancias? Por encima están las llamadas drogas legales - sustancias con efectos psicoactivos que son permitidas, su consumo no es penado por ley, aunque es nocivo en exceso o cuando se realiza en un contexto inapropiado. En esta categoría se encuentran el alcohol y el tabaco. Cabe precisar que estas sustancias son prohibidas para los menores de edad.
En el primer lugar en cuanto a consumo encontramos al alcohol con 362 estudiantes, quienes en su mayoría afirman que su primer contacto con las bebidas alcohólicas fue en fiestas populares, como quinceañeros o reuniones familiares, donde tristemente se normalizó el consumo de alcohol en menores de edad. El segundo puesto es ocupado por el consumo de tabaco con 153 estudiantes. Las siguientes sustancias de consumo pertenecen a la categoría de drogas ilegales: vemos entonces que 66 estudiantes consumieron marihuana y 29 cocaína.
Gracias a esta investigación se logró observar también cual es el nivel de riesgo de que este consumo de drogas se vuelva una adicción. Para esto se ha analizado el consumo de sustancias tanto por el tiempo de consumo, como también su prevalencia por parte de los estudiantes evaluados.
Solo considerando los estudiantes consumidores de alcohol se obtuvo como resultado que un 15% de ellos muestra un riesgo alto de desarrollar una adicción, el 26% muestra un riesgo moderado y el 59% un riesgo bajo. Son números altos en una población tan joven, que tiene entre 15 y 17 años de edad. Resulta que alrededor de 2 de cada 10 alumnos ya tiene problemas con el consumo de alcohol.
Desde la experiencia de Takiwasi y de otros especialistas que se dedican al tratamiento de adicciones, es justamente el alcohol que usualmente abre las puertas al consumo de otras sustancias, además de provocar un acercamiento a conductas antisociales, problemas sociales y bajo rendimiento académico.
Igualmente, la marihuana, que según nuestros datos ha sido consumida por 66 estudiantes de 500 (13,2%), representa una sustancia de alto riesgo, generalmente minimizado entre los jóvenes. Sus daños no son muy evidentes en el corto plazo y la adicción se desarrolla lentamente. Por eso suele demorar meses o hasta años para que la persona o la familia pueda darse cuenta de los cambios importantes en su personalidad y su forma de ser. Entre los efectos dañinos de la marihuana, además de la adicción, encontramos: problemas de atención y de concentración, progresivo descuido de los deberes y responsabilidades, irritabilidad, paranoia, confusión y aislamiento social. Consumida junto con otras sustancias (por ejemplo, con alcohol o PBC) puede provocar hasta brotes psicóticos y suele ser, al igual que el alcohol, la droga de inicio que después es sustituida o acompañada por otras sustancias, aún más fuertes y más dañinas.
El abordaje de estos problemas en sus fases tempranas ayuda a prevenir que los riesgos anteriormente mencionados se amplifiquen y terminen siendo un problema mucho más grave como la drogodependencia, que requiere un tratamiento contundente.
El Centro Takiwasi lleva 28 años rehabilitando personas con adicciones, brindando atención ambulatoria y tratamiento residencial en un contexto de comunidad terapéutica, realizando programas de prevención, investigando y formando profesionales a través de charlas, artículos de difusión y seminarios de desarrollo personal. Es una institución sin fines de lucro que también cubre parcialmente, o hasta en su totalidad, el costo de la rehabilitación de personas locales de bajos recursos que tienen el interés de realizar un tratamiento.
1 Licenciado en Psicología, CPsP. 36800, miembro del equipo terapéutico del Centro Takiwasi.
2 Ph.D. en psicología clínica, psicoterapeuta y coordinadora terapéutica del Centro Takiwasi.