Impulsado por los avances en cuanto a investigaciones médicas y científicas, en los últimos años el brebaje amazónico Ayahuasca se ha vuelto cada vez más popular en las sociedades occidentales. Para muchas personas que desde hace tiempo toman Ayahuasca, tanto en Norteamérica como en Europa, estas son buenas noticias y suponen cierto alivio. La vieja guardia de participantes en ceremonias de Ayahuasca en Occidente ha sido testigo, durante décadas, de estereotipos falsos y negativos reportados en las noticias. Hoy en día, la propia cultura predominante comparte frecuentemente información sobre los beneficios médicos de este brebaje.
Aunque, por una parte, este intercambio de información está ayudando a liberar a la Ayahuasca, por otra parte, existen peligros graves derivados de encuadrar este brebaje dentro del pensamiento científico y el sistema médico oficial. La Ayahuasca corre el riesgo de ser incluida en la categoría de “medicina basada en la evidencia” –científicamente estandarizada para garantizar su calidad, seguridad y eficacia- y por tanto de ser vista a través del prisma occidental, con poca o ninguna consideración por el conocimiento indígena que hay detrás de este remedio ancestral amazónico a base de plantas. Para mi está claro que este enfoque puede provocar efectos dañinos en la salud de las personas y en el medio ambiente, pudiendo además diluir el gran potencial de esta medicina.
Como químico-farmacéutico que lleva más de 20 años involucrado en la investigación de plantas medicinales y más recientemente extendida dentro de las comunidades consumidoras de Ayahuasca de la región de San Martín, en la Amazonía peruana, sugiero que nos podemos beneficiar enormemente si pensamos en la Ayahuasca más allá del paradigma médico. Es el momento de tomar en serio las afirmaciones de los ancianos indígenas y de otros quienes reconocen la conciencia de la vida vegetal y la profunda conexión del hombre con el mundo natural. Una verdadera solución para la crisis planetaria que vivimos debe contemplar la protección e inclusión del conocimiento indígena, lo cual puede ayudar a darnos cuenta de cómo nuestra sanación individual con la Ayahuasca es también una forma de sanar al planeta. A continuación, describo varias razones por las cuales la Ayahuasca debería ser considerada más que solamente como una “medicina” para el individuo.
Para el desarrollo de cualquier fármaco a base de plantas dentro del paradigma científico, la estandarización de los parámetros de calidad –que necesariamente influyen en su seguridad y eficacia- debe, en primer lugar, garantizar la correcta identificación del material vegetal utilizado para preparar dicho fármaco. Sin embargo, si nos fijamos en los diferentes informes etnográficos que describen el contenido del brebaje Ayahuasca, más allá de las 2 especies vegetales básicas -Banisteriopsis caapi y Psychotria viridis- en realidad hay docenas de plantas que normalmente se agregan al brebaje, y todos ellos se siguen llamando con el nombre Ayahuasca. Incluso Dennis McKenna recientemente ha afirmado: “Prácticamente cada chaman tiene su propio brebaje”. Entonces, ¿A qué se refiere el vocablo Ayahuasca? Además, el término Ayahuasca es solo uno de los muchos nombres utilizados en la selva para definir algo que en realidad es bastante difícil de definir. Por lo tanto, podemos afirmar que el primer paso para el desarrollo de un fármaco basado en la evidencia científica se funda en una suposición: asumir que la Ayahuasca sea definida como la combinación entre la liana B. Caapi y las hojas de P. Viridis es solamente una generalización. Esto demuestra que podríamos estar avanzando hacia el desarrollo de un nuevo fármaco sin un conocimiento profundo del material vegetal medicinal original y esto podría ser motivo de preocupación.
Uno de los primeros estudios que describe la preparación de la Ayahuasca, con fecha de 1972, señala la cantidad y la parte de planta utilizada, así como la cantidad de agua y el tiempo de cocción. De esta manera, los autores describieron un proceso similar a la preparación de una taza de té, que técnicamente es una decocción. Siguiendo esta descripción, otros estudios se han centrado en evaluar cómo la cantidad y partes de las plantas influyen en la calidad del preparado final. Curiosamente, las muestras de plantas tomadas en diferentes localidades y en diferentes momentos del día contienen diferentes cantidades de los alcaloides más importantes y considerados responsables de la principal actividad biológica del brebaje, es decir el DMT y las Beta-carbolinas. Otro estudio evalúa el efecto del tiempo de cocción, y en ambos casos se observaron diferencias significativas. Todos estos hallazgos proporcionan información útil, pero plantean otras cuestiones que pueden ser difíciles de responder: ¿Cuál es la referencia standard? ¿La referencia es el preparado que contiene la mayor cantidad de estos alcaloides? ¿Quién decide esto y por qué? ¿Qué pasa con los muchos otros fitoquímicos extraídos de ambas plantas? Si evaluamos un preparado tradicional de plantas medicinales desde esta perspectiva química, no tenemos un standard al que referirnos. Desde esta perspectiva, la Ayahuasca es una mezcla de sustancias químicas, pero nadie puede decir cuál es la mezcla correcta. Además, desde la química sintética se podría preparar fácilmente una nueva píldora que contenga los alcaloides mayores citados sin la necesidad de tratar con la complejidad de un preparado natural. Si esta es la creencia científica, ¿por qué no hacerlo?
En la selva amazónica, diferentes grupos étnicos tienen diferentes recetas para preparar la Ayahuasca, pero para obtener un fármaco los científicos plantean la necesidad de estandarizar el método de fabricación. Los científicos necesitarían estandarizar químicamente el extracto de Ayahuasca para poder evaluar su actividad biológica, porque para ellos el concepto de principios activos está directamente relacionado con las sustancias químicas. Mirando la Ayahuasca desde este punto de vista, se cae completamente bajo el paradigma biomédico y científico actualmente dominante, y desde ahí todo se ve muy bonito y fácil. Sin embargo, volviendo al trabajo de campo, se pueden apreciar muchos otros pasos que forman parte de la preparación de la Ayahuasca. Esos pasos, desde la perspectiva local, se consideran relevantes para la calidad, seguridad y eficacia de esta medicina. ¿Deberíamos entonces todavía considerar a los pueblos indígenas como culturas primitivas o podría merecer la pena prestar atención a lo que ellos creen que son las “mejores prácticas” para preparar medicinas a base de plantas? Si la ciencia quiere aferrarse a sus principios biomédicos vigentes, entonces lo mejor sería fabricar la enésima píldora sintética sin estresar el medio ambiente y marginando el conocimiento indígena.
El mantra en el actual proceso de desarrollo de fármacos a base de plantas es “Estandarizar la materia prima vegetal y los métodos de procesamiento para fabricar medicamentos estandarizados”; esto podría parecer beneficioso solamente para una sociedad estandarizada. Parece bonito y fácil, ¡quizás demasiado fácil! De hecho, al volver sobre el terreno en la Amazonía para observar cómo los locales preparan este famoso té, nos damos cuenta de que la preparación incluye muchos procedimientos extraños, tan extraños que en la mayoría de los casos no entendemos que están haciendo. A menudo nos referimos a estas prácticas como rituales o magia. Sin embargo, los científicos farmacéuticos como yo no somos sacerdotes, chamanes o magos. Solo somos farmacéuticos, y, desde nuestra perspectiva, cada paso en la preparación de un medicamento debe considerarse parte de una receta farmacéutica. Este sería un enfoque verdaderamente etnofarmacéutico, y como científico me siento obligado a tomar nota de todos los procedimientos realizados durante la preparación de la Ayahuasca, sean comprensibles o no.
Los curanderos locales ayunan antes de recoger las plantas, luego soplan humo de tabaco a la planta e incluso a la taza de Ayahuasca. Cantan canciones sagradas, llamadas ikaros, evitan usar perfumes o tener sexo durante los días de la preparación de la Ayahuasca. Incluso llaman a la planta por su nombre, pidiéndole ayuda para preparar una buena medicina. En este sentido conocer el nombre de un ser vivo puede ser útil, si la ayuda de dicho ser se considera necesaria. Los animales domésticos responden por su nombre, por lo que no se trata de hablar idiomas específicos. ¿Ocurre algo similar en el reino vegetal? Algunos descubrimientos científicos recientes señalan la bio-acústica de las plantas como un campo emergente de comunicación de las plantas y como esto puede relacionarse con las prácticas herbales tradicionales de “llamar al espíritu de las plantas”, como se suele describir a este tipo de procedimiento chamánico.
Los pasos que los locales consideran relevantes para preparar una medicina de buena calidad pueden ser bastante importantes e incluso algún día podrían llegar a ser científicamente comprensibles. Describir el método de elaboración de la Ayahuasca como la preparación de una sencilla taza de té implica hacer una suposición adicional en el segundo paso hacia el desarrollo de un medicamento basado en la evidencia científica. Tomar distancia de los bien establecidos usos de este tipo de medicinas tradicionales podría no solo limitar la comprensión del potencial de este remedio, sino también generar nuevas preocupaciones, especialmente en términos de seguridad, no solo para las personas sino también para el medio ambiente. Modificar el procedimiento de elaboración de un medicamento tradicional a base de plantas podría ser arriesgado y debe evaluarse cuidadosamente. Desde una perspectiva más amplia, se podría reflexionar sobre como el despojar al Tabaco y a la Coca de su uso tradicional y el adaptarlos a la sociedad occidental ha desembocado en un uso menos seguro de estas plantas. En este sentido podría ser prudente cambiar nuestra forma de apropiarnos de las plantas por otra forma más culturalmente sensible.
Siguiendo un enfoque indígena y, por lo tanto, registrando el método completo de elaboración del brebaje Ayahuasca, la conclusión es que, tradicionalmente, el principio activo está vinculado al grado de relación que hay entre la persona que está preparando y administrando la planta y la planta misma. Sin embargo, en un contexto científico, el principio activo está relacionado con el contenido de sustancias químicas. Tal conclusión nos lleva a ulteriores consideraciones.
En esta etapa, tenemos una gran decisión que tomar. ¿Consideramos la planta como un conjunto de sustancias químicas o como un organismo vivo? Es importante decidirlo, porque si consideramos que una planta es un ser vivo, entonces podríamos aceptar la posibilidad de interactuar con un organismo vivo tal y como se da por sentado normalmente en las culturas indígenas. Pero si tratamos de interpretar la medicina herbal amazónica siguiendo nuestro enfoque de estandarización de laboratorio, en realidad estamos dejando de lado una gran parte del conocimiento tradicional relacionado con la receta y, de forma más general, con la forma de manejar los recursos naturales. También se corre el riesgo de perder cierto potencial terapéutico de la Ayahuasca. Si el principio activo se mide en términos de relación, esta gran medicina podría ser muy útil para restaurar la relación entre el ser humano y el medio ambiente, y es por esto que la Ayahuasca podría llegar a ser una medicina para la salud planetaria, sin estar limitada solo a las enfermedades humanas.
En Europa, durante siglos hemos aplicado un enfoque de estandarización a nuestra querida liana psicoactiva, la vid, y esto nos ha llevado a plantar monocultivos por todas partes. ¿Es aquí donde queremos llegar a partir del desarrollo de una medicina basada en la evidencia para la Ayahuasca? Realmente espero que no. No me gustaría ver hileras de monocultivos de Ayahuasca en medio de la selva. Contrariamente a la tendencia actual, quiero un mundo con más biodiversidad y sociedades multiculturales, y probablemente la única manera de conseguirlo es a través de relaciones sanas entre los humanos y el mundo natural.
Conectarse con otros seres vivos de nuestro entorno es muy importante para la salud en general, así como, probablemente, para recuperar la conciencia de estar rodeado de vidas sagradas. Esto se puede lograr gracias a los sentimientos, dejando a un lado el pensamiento racional y la planificación. La experiencia con la Ayahuasca muchas veces permite al corazón abrirse al apagar el lado racional y al modificar el estado ordinario de consciencia. Esto puedo ayudarnos a percibir lo sagrado de la vida en la Tierra, y cuando sentimos más conexión con todos los seres vivos, tendemos a cuidarlos e incluso a luchar más por protegerlos. El monoteísmo tiende a colocar lo sagrado en algún lugar lejano en el cielo, mientras que en el animismo lo sagrado se encuentra principalmente en la Tierra, y esta es probablemente la forma en la que los indígenas trabajan para conservar y mantenerse en equilibrio con el medio ambiente.
En la sociedad moderna, nuestro sentimiento de conexión con la naturaleza se ha reducido enormemente, con las consecuencias de que todo puede parecer un recurso inanimado y la destrucción y explotación son más fáciles y ampliamente generalizadas. Durante décadas, los científicos han estado dando a conocer evidencias acerca del cambio climático y la importancia de la biodiversidad. A pesar de eso, todos los días se talan árboles en el Amazonas y cada vez más. Este es un claro ejemplo de que un enfoque basado en la evidencia sencillamente no está logrando su objetivo. De hecho, este enfoque científico tiende a cosificar los animales, las plantas y los otros seres de la naturaleza, y al hacerlo obstaculiza nuestra capacidad de conectar con el mundo vivo no-humano. Por lo tanto, este estado de consciencia y la realidad que construye difícilmente va a generar reacciones radicales para detener la deforestación u otros desastres naturales.
Entonces, ¿por qué debería utilizarse un enfoque basado en la evidencia para integrar la medicina Ayahuasca en el contexto moderno? En el proceso de desarrollo de nuevos fármacos a partir de plantas medicinales tradicionales, en lugar de seguir las directivas de la Organización Internacional de Normalización (ISO), deberíamos escuchar a la voz de la selva y a las culturas indígenas y sus prácticas ancestrales. Al acercarse al conocimiento tradicional, muchos científicos son como adolescentes que se rebelan contra la sabiduría de los mayores. La ciencia moderna es una tradición joven que se acerca a otra más antigua. Sin embargo, a veces, cuando el adolescente crece, puede comenzar a apreciar dicha sabiduría, y entonces enfriar el fuego de la rebeldía, sentarse junto a los mayores y empezar a escuchar la historia de la vida. En favor de la salud humana y del planeta, espero presenciar este momento, que creo que constituiría un verdadero punto de inflexión en la historia.
Creo que la Ayahuasca puede darnos algo nuevo, y no me estoy refiriendo a nuevas moléculas. La estrategia de investigación de buscar nuevos andamios químicos en una planta medicinal, cuando en realidad estamos frente a organismos vivos capaces de enseñarnos conocimientos, se parece mucho a una especia de “farmacia pasada de moda”. Podemos aprender mucho de la herencia amazónica al acceder al conocimiento real a través de una relación con las plantas, y esto no se aplica solo a la Ayahuasca. Muchas otras plantas medicinales de la Amazonía pueden enseñarnos algo. El concepto de planta como maestra ha estado presente en la literatura científica desde, por lo menos, la década de los 80s, gracias al trabajo del antropólogo Luis Eduardo Luna. Más recientemente, Jeremy Narby también dio su hermosa contribución sobre el tema de la Ayahuasca y la inteligencia de la naturaleza. Hoy en día, incluso hay biólogos como Stefano Mancuso y Monica Gagliano que hablan de neurobiología de las plantas e inteligencia de las plantas. Parece que la dimensión animista de las culturas tradicionales y la manera científica moderna de interpretar ciertos datos de laboratorio están llegando a un punto de acuerdo.
Por tanto, si nosotros, como humanos, se supone que también somos inteligentes, deberíamos ser capaces de comprender la relevancia de aprender cómo comunicarnos y conectar con los no-humanos, con otros seres que viven con nosotros en este planeta. Téngase en cuenta la etimología de la palabra “ecología”, que puede entenderse como “discurso sobre el ambiente”. Desde esta perspectiva, ¿No sería útil hablar con los seres no-humanos sobre cómo gestionar nuestro hogar común que llamamos naturaleza? Además, esto podría realmente suponer un nuevo enfoque para la exploración de la medicina herbal: no buscar sustancias químicas sino amigos. Ellos pueden enseñarnos la forma correcta de elaborar y usar los remedios herbales tal y como afirman muchas culturas indígenas de todo el planeta, generalmente ignoradas por la ciencia; y quizá incluso podríamos aprender algo útil sobre actuar de forma positiva hacia el medioambiente y sobre cómo mejorar nuestras estrategias de desarrollo sostenible.
Deberíamos al menos estar abiertos a considerar estas posibilidades, invirtiendo en nuevos planes de investigación en lugar de continuar obstinadamente con el actual paradigma científico basado completamente en la evidencia materialista, por lo menos con respecto al cambio climático y la protección de la biodiversidad. Los nuevos enfoques en antropología y etnografía que se centran en las relaciones multi-especies están abriendo caminos útiles para una mejor comprensión de la relevancia de la dimensión más-que-humana. Ojalá esto tuviera un impacto para la futura ciencia farmacéutica herbal y medioambiental también. Un cambio de paradigma hacia un mundo post-materialista debería estar en el radar de la próxima generación. Esa es una de las razones por la cuales me siento motivado a trabajar en Takiwasi, Centro de Medicina Tradicional Amazónica situado en Perú, una puerta de entrada perfecta para que los científicos descubran las importantes tradiciones de la selva.
Matteo Politi posee un doctorado en química de productos naturales y es especializado en naturopatía. Es director de la investigación en el Centro Takiwasi e investigador asociado de la Universidad de Chieti-Pescara en Italia. Tiene más de 20 años de experiencia multidisciplinaria en la medicina herbal.
Este artículo ha sido publicado originalmente en inglés en el blog “Kahpi – the ayahuasca hub” el 27 de julio de 2019. Enlace al artículo original: Ayahuasca Is About More Than Just You. It’s About Planetary Health.